Breve historia
Compañía de Padres de San Sulpicio en el Canadá
A marzo de 2013, la Provincia canadiense de San Sulpicio, cuenta con 92 miembros: 51 canadienses, 31 colombianos, 7 japoneses, 1 ecuatoriano, 1 chileno y 1 argentino. La Provincia tiene también 2 candidatos colombianos. A ellos se añaden actualmente: 4 aspirantes incorporados y 19 aspirantes (1 argentino, 1 canadiense, 5 brasileros y 12 colombianos).
El origen de la Compañía esté íntimamente unido al gran movimiento de evangelización y de renovación cristiana que se desarrolló en Francia en el siglo XVII y más inmediatamente, a la actividad misionera y pastoral del Padre Jean-Jacques Olier.
Discípulo de San Vicente de Paúl y del Padre Carlos de Condren, Jean-Jacques Olier (1608-1657) participa en las “misiones” organizadas por ellos en Francia. Se da cuenta de que este esfuerzo apostólico no tendría futuro sin una reforma del clero. Siguiendo el consejo del Padre de Condren, no acepta el episcopado que se le ofrece porque se siente llamado a “llevar la contemplación a la experiencia interior del sacerdocio”. De hecho realizará dos obras importantes “una de ellas es la renovación de la Iglesia en su parroquia misma y otra es la de haber establecido los fundamentos de una nueva Iglesia en Canadá, en donde se construye luego una ciudad cristiana de unas proporciones maravillosas” (Cf. (Dominique DESLANDRES, John A. DICKINSON et Ollivier HUBERT, Les Sulpiciens de Montréal. Une histoire de pouvoir et de discrétion 1657-2007, Montréal, Éditions Fides, 2007, p. 30).
En diciembre de 1641, con otros dos sacerdotes, funda en Vaugirard, por aquel entonces, un pueblo cerca de París, una casa de formación en donde se reciben algunos jóvenes que se preparan para el sacerdocio. Nombrado algunos meses más tarde Párroco de la Parroquia de San Sulpicio, lleva la pequeña comunidad a París, cerca de la casa cural de su nueva parroquia. Otros sacerdotes van a agregar para asegurar así el servicio al seminario naciente y a la parroquia misma. Desde entonces, se da a los miembros del equipo de formadores, el nombre de Padres de San Sulpicio o también Sulpicianos. Así nace la Compañía de los Padres de San Sulpicio.
En el pensamiento del Padre Olier, esta “pequeña Compañía” se debía limitar a un grupo de sacerdotes poco numeroso, unidos, no por votos religiosos, sino por la caridad sacerdotal y la entrega de ellos mismos al servicio de la formación presbiteral. Tendrían que ser animados con una vida espiritual caracterizada, a la vez, por la vida interior con buen sentido de la adoración y por el Espíritu Apostólico con un gran celo misionero, (Cf Constituciones, art. 1-5). Antes que todo, el Seminario es una comunidad de vida fraterna entre los candidatos al ministerio y los formadores, quienes son principalmente maestros espirituales que ejercen el ministerio de la dirección espiritual.
Jean-Jacques Olier
Jean-Jacques Olier, predicador de misiones populares, se interesó mucho por la Colonia de Nueva- Francia. En 1639, hace parte del grupo de fundadores de la Sociedad Nuestra Señora de Montreal que se propone como objetivo: establecer una Colonia francesa en Villa María (Montreal) en 1642 y evangelizar a los amerindios. Poco antes de su muerte, en 1657, el mismo Padre Olier envió a cuatro sulpicianos a Montreal para que tomaran la sucesión de los Padres Jesuitas y aseguraran el ministerio en la Ciudad naciente.
El padre Gabriel Thubières de Levy de Queylus, es el primer superior de este equipo que toma a su cargo la Parroquia de Nuestra Señora, a la cual se agregan luego 11 parroquias rurales en la misma isla de Montreal. El culto a la Virgen María, que ocupa un lugar destacado en la Compañía, lleva a los sulpicianos a encargarse de dos capillas consagradas a María:
- En 1670, la Capilla Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, situada cerca de la Iglesia de Nuestra Señora.
- Y más tarde en 1881, la Capilla Nuestra Señora de Lourdes, cerca de la Iglesia del Apóstol Santiago, que será erigida parroquia en 1904 y asistida también, por los Padres de San Sulpicio.
Evangelización de los Amerindios
A partir de 1668, algunos padres sulpicianos van lejos a evangelizar a los Amerindios: los Iroqueses de la Bahía de Kenté, en el norte del Lago Ontario, los Micmacs en Acadía, los Iroqueses del sur en el actual d’Ogdensburg en el Estado de New York; y finalmente los Algonquines en Abitibí y Témiscamingue.
Misioneros, exploradores, párrocos y señores, los Sulpicianos trabajaron con los autóctonos, con la población de Montreal y con religiosas. Educadores y humanistas, establecieron escuelas, desde la primaria hasta las Facultades universitarias, hospitales, organismos para los pobres y bibliotecas para favorecer la lectura. Preocupados por las bellas artes, han promocionado y sostenido artistas de renombre en pintura, escultura, arquitectura y música.
De esta manera, han contribuido al desarrollo de la vida religiosa, social, económica y cultural de Montreal. Más de 70 avenidas, caminos, parques, plazas y calles de la ciudad llevan nombres de sulpicianos, subrayando así la calidad de su aporte.
Habrá que esperar hasta 1840, cuando los sulpicianos, atendiendo a la petición de Monseñor Ignace Bourget, obispo de Montreal, fundan el Seminario Mayor de Montreal. Hasta estos últimos tiempos, más de 6.000 presbíteros han sido formados en esta casa de formación.
Colegio Pontificial Canadiense
En 1888 los Padres inauguran en Roma el Pontificio Colegio Canadiense que acoge a padres estudiantes en las Universidades romanas, de las diócesis del Canadá y también, a algunos Candidatos sulpicianos.
Respondiendo a las necesidades escolares del medio, San Sulpicio funda igualmente en Montreal, dos Colegios Clásicos, que aún hoy funcionan con la responsabilidad de Corporaciones privadas que no dependen de la Compañía. Desde 1767, el Párroco Juan Bautista Curatteau de la Blaiserie, PSS es pionero de la obra del Colegio de Montreal, en la Casa cural de su Parroquia de la Longue-Pointe. Este establecimiento se traslada en 1862 a una edificación cercana al Seminario Mayor, y en 1968, se convierte en Instituto de enseñanza de nivel secundario.
En 1927, la Compañía de Padres de San Sulpicio establece un externado clásico con el nombre de Colegio André-Grasset en el norte de la Ciudad. En 1970, el colegio adopta la nueva forma de CËGEP que ofrece un currículo de preparación a la universidad, con algunos programas de nivel técnico.
Salida misionera de los Sulpicianos canadienses para el Japón
La salida misionera de los Sulpicianos canadienses para el Japón en 1933 y luego para la América Latina en 1949, ha constituido un gran desafío para la Provincia. Pio XI, el gran Papa de las misiones, conociendo al Padre Jean Verdier, Superior general de la Compañía de los Padres de San Sulpicio (1929-1940), futuro Cardenal Arzobispo de París, acudió a él para pedirle ayuda. El Papa continuaba así la iniciativa de Benedicto XV para establecer sólidamente Iglesias autóctonas en todos los países del mundo, sobre todo en Asia. Él mismo había nombrado y ordenado los primeros obispos japoneses y chinos. Así el Papa sensibilizó a todas las familias espirituales para interesarse por las misiones. De esta manera, Monseñor Jean de Guébriant, superior general de la Misiones extranjeras de París, antiguo alumno de San Sulpicio y misionero en China, había sugerido, con insistencia, al Papa Pío XI la colaboración de San Sulpicio para la formación del clero en Asia.
En 1932, Monseñor Alberto Breton, obispo de Fukuoka, invita a San Sulpicio del Canadá a establecer en el sur del Japón, la obra de los Seminarios para asegurar la formación del claro japonés en esta región. Ya antes, el Cardenal Verdier había enviado los dos primeros sulpicianos franceses para fundar el Seminario Mayor de Hanoi en Vietnam. En su visita al Canadá en el verano de 1932, anima al Provincial de la época, Padre Romeo Neveu para fundar un seminario en al país del sol naciente. Él mismo, al año siguiente en 1933, ayuda a fundar el Seminario Mayor de Yunan-fu, en China.
Seminarios
Tanto en el Canadá como en el extranjero, perdura el entusiasmo misionero iniciado por el Papa Pio XI y por el Superior general, Cardenal Verdier. La Compañía asume la dirección de muchos Seminarios dedicados a la formación de cleros locales.
Unos ya servidos en el pasado:
Otras instituciones en donde se continua actualmente el servicio sulpiciano de formación:
Además, los sulpicianos de la Provincia Canadiense han colaborado desde 1980 en el Instituto de Teología Pastoral para América Latina (ITEPAL), con la dirección de 1981 a 1988 y con la presencia de Padres sulpicianos invitados como profesores para cursos y sesiones.
En 1972, se crea la Delegación de los Padres de San Sulpicio en Colombia, luego ampliada a la Región de América Latina, con sede en Bogotá, capital de Colombia.
Aniversarios
El año 2007 se celebraba el 350° aniversario de la llegada de los primeros sulpicianos a Montreal. El Consejo General, los superiores provinciales, los sulpicianos de la Región de Montreal, las comunidades Religiosas con lazos especiales con la Provincia, la Conferencia Episcopal de los Obispos Católicos del Canadá, la Arquidiócesis, las autoridades públicas y la población de Montreal, participaron en este aniversario. Se organizaron Eucaristías, conferencias, exposiciones, emisiones de radio, conciertos y otros eventos conmemorativos. Se publicó el libro: Les Sulpiciens de Montréal. Une histoire de pouvoir et de discrétion 1657-2007, destacando la presencia y la actividad de la Compañía de los Padres de San Sulpicio en el Canadá.
En 2009 la Provincia Canadiense ha celebrado el aniversario 75° de la llegada de los primeros sulpicianos canadienses al Japón y el 60° aniversario de la fundación del Seminario Mayor de Fukuoka. En este año se celebró también en las diferentes casas y regiones el 400° aniversario del nacimiento del Padre JJ Olier.
En 2009, se celebró igualmente el 60° aniversario de la llegada de los primeros sulpicianos canadienses a Colombia.