Nous nous tournons vers toi, Seigneur, notre Dieu. Nous savons qu’après l’agonie de ton Fils Jésus Christ et sa mort sur la croix, Tu l’as ressuscité d’entre les morts. Accueille notre frère Alberto, prêtre, et fais-nous redécouvrir que le chemin du calvaire conduit tous ceux qui le gravissent jusqu’au soleil du matin de Pâques. Par Jésus Christ, ton Fils Ressuscité, qui vit et règne pour les siècles des siècles. Amen
Monseigneur Alberto Giraldo Jaramillo, PSS
Naissance : 7 octobre 1934
Ordination presbytérale : 9 novembre 1958
Incardination : Archidiocèse de Manizales
Admission dans la Compagnie : 1960
Ordination épiscopale : 15 septembre 1974
Âgé de 86 ans et 8 mois, à Hôpital San Jorge de Pereira (Colombie), Mgr Alberto Giraldo Jaramillo, PSS a été rappelé à la Maison du Père Éternel dans l’après-midi du 21 juillet 2021. Il était l’ainé des 14 enfants de M. Luis Angel Giraldo et Mme Rosa Jaramillo.
Mgr Giraldo laisse dans le deuil les membres de sa famille et de sa parenté, notamment son frère Mgr Hernan Giraldo, évêque émérite de Cartago, ses autres soeurs et frères : Lucy, religieuse franciscaine de la Communauté Marie Immaculée; María Elena, missionnaire franciscaine, Bertha, Jaime, Esperanza, María Teresa, Javier, María Cristina, Eduardo, Pastora, Ana Lucía y Sara. Également, ses neveux, nièces et amis; ses confrères évêques; ses confrères prêtres de Saint-Sulpice, et un grand nombre de prêtres, religieux, religieuses et fidèles des divers diocèses où il a oeuvré comme pasteur et missionnaire.
Les Prêtres de Saint-Sulpice expriment à Mgr Hernán, à la famille Giraldo Jaramillo et aux personnes mentionnées, leurs sincères condoléances. Ils s’unissent dans la prière et dans la proclamation de la foi en la résurrection des morts et en la vie éternelle.
Mensaje de acción de gracias con ocasión del regreso de Monseñor Alberto Giraldo Jaramillo, PSS, arzobispo emérito de Medellín a la Casa del Padre Celestial.
“Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí” (Ga 2,20)
“Me hice todo para todos, a fin de salvar a algunos por todos los medios posibles.
Todo esto lo hago por causa del evangelio,
para participar de sus frutos.” (1 Cor 9,23)
En comunión con todos en la fe: con los hermanos en el ministerio sacerdotal y pastoral, en la vida consagrada y religiosa, con todos los que comparten el carisma de la formación inicial y permanente del clero; con nuestros Obispos y pastores y con los sucesores de Pedro que marcaron la vida y la historia de Monseñor Alberto Giraldo Jaramillo, PSS,…
… en comunión con todos…
Los miembros de la Compañía de Padres de San Sulpicio nos unimos a la plegaria de alabanza y de acción de gracias con y por la familia Giraldo Jaramillo. Damos gracias por el don que Dios ha concedido a la Iglesia, a Colombia y a nuestra Sociedad sacerdotal en la persona de Monseñor Alberto Giraldo Jaramillo: agradecemos por sus 86 años vida, sus 63 años de ministerio sacerdotal, sus 61 años como sulpiciano y sus 47 años de ministerio episcopal.
Damos gracias por la familia en la que nació y creció, y con la que mantuvo siempre vínculos de afecto, de amor, de fe, de esperanza, de compañía y de mutuo apoyo.
Damos gracias por su ministerio como profesor y formador de futuros sacerdotes, primero en los seminarios de Manizales y Bogotá, y luego en los seminarios de las diócesis donde trabajó, especialmente el de Cúcuta que él fundó con la ayuda de los Padres de San Sulpicio.
Damos gracias por su ministerio episcopal, ejercido durante 47 años, en las diócesis en donde en cuanto Obispo actuó como misionero, padre y pastor: Popayán en dos períodos, Chiquinquirá, Cúcuta y Medellín, además de sus servicios como administrador en las diócesis de Arauca, Pamplona, Tibú, Cartago y Armenia.
En relación con la Compañía de San Sulpicio, damos gracias por su profundo, sincero y existencial sentido de pertenencia, de fraternidad, de lealtad, de solidaridad irrestricta, de presencia real, efectiva y afectiva; por su actitud y su decisión de seguimiento activo en los procesos de esta familia sacerdotal, de participación en retiros, encuentros, sesiones, jornadas de estudio o de descanso; por su respuesta a consultas y encuestas, por su participación en jornadas y procesos de elecciones provinciales o generales. Un sulpiciano convencido durante todos sus 61 años de pertenencia como miembro. Un sulpiciano comprometido con la pastoral vocacional sacerdotal y sulpiciana.
Damos gracias por su claridad de pensamiento como teólogo, por su magisterio como profesor y pastor, por su lucidez como director espiritual, por su coherencia de vida, por su testimonio de oración y de espiritualidad, de sencillez y de cercanía a cada persona sin distinción de raza, lengua, cultura o condición social.
Damos gracias porque como discípulo de Cristo y como miembro de la familia sacerdotal del Padre Juan Jacobo Olier, fundador de la Compañía de San Sulpicio, supo confiar en la acción del Espíritu Santo y aprendió a “Se laisser à l’Esprit”.
Damos gracias porque como San Pablo y como el Padre Olier, también Monseñor Alberto pudo y puede hoy todavía declarar:
“Vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí” (Ga 2,20).
Damos gracias porque desde sus primeros pasos como doctor en teología, comprendió y proclamó con convicción que «Nuestra salvación se realiza en Jesucristo». Damos gracias porque hoy podemos reconocer cómo en él se cumplió la palabra de San Pablo:
“Me hice todo para todos, a fin de salvar a algunos por todos los medios posibles. Todo esto lo hago por causa del evangelio, para participar de sus frutos.” (1 Cor 9,22-23).
Jesucristo, Sumo y Eterno sacerdote, lo introduzca en la Casa del Padre Celestial y lo asocie a la Acción de Gracias y a la alabanza que la Iglesia celebra eternamente.

Jorge Humberto Pacheco, PSS
Superior provincial